Consumismo, pan para hoy hambre para mañana

Foto de Andrea Piacquadio
Foto de Andrea Piacquadio
La inclinación por adquirir más y más cosas no es algo nuevo. La manera en que este consumo excesivo perjudica a nuestro medio ambiente tampoco. Todas nuestras acciones tienen un precio y lo suele pagar el planeta. ¿Será posible cambiar esta sociedad de consumismo para un futuro mejor?

Según la RAE el consumismo es la tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios. Todo ser humano tiene necesidades que satisfacer. Consumir bienes y servicios no está mal, pero si es problemático cuando la acumulación de energía, bienes, alimentos pasa a ser excesiva. 

Un consumo irresponsable de los recursos alimenta al Cambio Climático. La Unión Europea consume anualmente más de 100.000 millones de bolsas de plástico y sólo recicla un 7% según Greenpeace.

El consumo de ropa Fast Fashion, es un claro ejemplo. Este modelo de producción saca al mercado indumentaria nueva en períodos de tiempo muy cortos. Incentivando así, la compra desproporcionada de ropa nueva y “estar a la moda”. Por ende la ropa es más desechable, ya que no se alcanza a vender. ¿A dónde van a parar?, muchas a un vertedero en el Desierto de Atacama. Este es un claro caso del efecto social del consumo desmedido en la industria de la moda.

Adiós consumismo, bienvenido el consumo responsable

Muchas de las actividades que se hacen debido al consumismo, son destructivas para el medio ambiente. Las consecuencias que emergen son alarmantes. La pérdida de la biodiversidad, el aumento de la extinción de las especies y la contaminación del agua son unas de las tantas huellas que deja este modelo de consumo. 


Entonces el consumo responsable es aquel que contribuye a cuidar del planeta, garantizando la sostenibilidad de los recursos. Hacer frente a este problema debería ser tanto una meta individual como social. ¿Cómo podemos poner un freno al consumismo?

Lo más importante es comenzar por la educación, enseñarle a los niños a pensar antes de consumir. Que las nuevas generaciones adquieran estos conocimientos y generen hábitos de consumo responsables es elemental. 

Luego a nivel personal, empezar por conseguir lo que es realmente imprescindible. Basta de comprar por comprar y acumular productos sin darles uso. Pensar si realmente es una necesidad o ha sido creada por una publicidad, por ejemplo. Considerar el producto antes de adquirirlo, ¿cuál es y será su impacto sobre nuestro ecosistema?

Es difícil salir del círculo de consumo, todos pertenecemos. Aun así, son estas pequeñas acciones que pueden ayudar a cambiar el destino de nuestro planeta. 

Margarita Colombo Hiriart