El pasado 25 de Noviembre, Escocia decretaba una ley para el acceso gratuito a productos
de higiene femenina como compresas y tampones a todas sus habitantes. Lo que antes
sólo era un servicio para estudiantes de secundaria y universidad, ahora, se extiende a toda la población.
El negocio de la higiene femenina, está considerado como: ‘’El gasto invisible’’. Este gasto
continúa desapercibido para muchos gobiernos que no rebajan los impuestos sobre estos productos. Considerado un bien de primera necesidad, son muchas las
personas que no pueden acceder a su compra debido a los altos costes de venta. Es
entonces cuando hablamos de «Pobreza menstrual».
«Se estima que cada mujer gasta alrededor de 1.500 euros en compresas y 2.300 euros en tampones al año» según informa el Diario La Razón.
Organizaciones como INTIMINA o Save a Girl Generation trabajan para que todas las mujeres del mundo tengan el mismo derecho al acceso de estos productos. Pero mientras esta situación llega, el sector de la higiene íntima, empieza a tener firmes competidores. El compromiso por la igualdad y por el medioambiente, hacen que este
negocio empiece a tambalearse notablemente.
La alternativa eco/human-friendly
Alternativas más ecológicas y asequibles empiezan a despuntar en un mercado
que parecía no tener rival. La copa menstrual tiene ya 80 años en el mercado y su venta se ha disparado en Europa en los últimos 5 años. Sus materiales sin plásticos ni pesticidas, y su casi inexistente impacto medioambiental, se sitúa como la opción elegida por muchas mujeres del mundo. Además tiene una duración de 10 años y un coste de alrededor de 30 euros.
Cada año se desechan alrededor de 3.000.000.000 de compresas que tardan en desaparecer en un promedio de 300 años debido al alto porcentaje de plásticos en su composición.
Estas altas tasas de plásticos en las compresas producen en muchas mujeres distintos tipos de alergias o el ya famoso «Shock tóxico». Una compresa contiene alrededor de un 90% de plástico, y un tampón contiene materiales sintéticos como poliéster o polipropileno.
Es por ello que, en los últimos años, también se han promovido numerosos movimientos en
defensa del sangrado libre. O lo que también, se conoce como: ‘’Free Bleeding’’.
Diferentes rostros conocidos, como la maratoniana Kiran Gabdhi o la ilustradora Rupi Kaur, hicieron visible este movimiento durante situaciones de su vida diaria. Psicólogos expertos
en educación menstrual consideran este movimiento como un acto reivindicativo en torno a todo lo que engloba el ciclo menstrual, los efectos sobre la mujer y los tabús que hay
entorno al tema de la menstruación.
Anais Batanero