Casi tres cuartos de la tierra agrícola en el mundo se utiliza para la producción de ganado e implica un costo muy grande para la biodiversidad. Para producir carne es necesario deforestar.
La ganadería industrial representa un 70 % de la deforestación en el planeta y repercute directamente en la salud terrestre, generando menos cantidad de oxígeno disponible, desplazando a animales de sus hábitats naturales y emitiendo gases de efecto invernadero.
El sector ganadero contribuye significativamente a una parte importante de emisiones humanas de gases de efecto invernadero (GEI), según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Las emisiones del sector a nivel global representan ya el 14,5%.
Otro problema que se presenta en la actividad es el uso del agua. Para producir 1 kg de carne se utilizan 15000 litros de agua. El 41% de las masas de agua subterránea están contaminadas por los purines (residuos fecales) procedentes de las granjas de cerdos. En este caso, la contaminación consiste en un aumento de la concentración de nitratos en el agua superficial y subterránea, que puede provocar problemas de salud en las personas.
La ganadería es dañina para el medio ambiente, y la cuestión no reside en dejar de consumir carne por completo si uno no lo desea, pero sí en reducir su consumo. La agricultura y la producción agrícola también afectan al medioambiente y erocionan continuamente la tierra. El uso de pesticidas y herbicidas generan un potencial daño en el medio ambiente ya que se utilizan enormes cantidades de agua para la producción. Pero, en comparación, la producción ganadera es más contaminante que la agrícola.
La industrialización de alimentos y la producción para consumo masivo generan muchos desechos e impacto ambiental. Resulta, en este punto, sumamente necesario tomar medidas para apaciguar estos efectos. Ésta es una de las causas del movimiento Real food, que busca además cambiar nuestra alimentación en favor del medio ambiente.
Micaela Wodtke @foodthinkerz