Hace unas semanas, EasyJet anunció que su tripulación comenzará a vestir con uniformes sostenibles. La empresa británica low cost reveló que su tripulación vestirá con uniformes hechos a base de botellas de plástico recicladas. Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC), también implementó un sistema de reutilización y reciclaje de antiguos uniformes.
Numerosos informes demuestran el daño que está dejando la industria de la moda en nuestro planeta. Tan solo la producción de ropa representa el 10% de las emisiones de CO2 a nivel global, según Greenpeace, lo cual equivale a lo que libera la Unión Europea por sí sola.
Es curioso que las empresas de transporte, siendo una de las industrias más emisoras de CO2, sean las que quieran dar una imagen de sostenibilidad. La aviación contribuye con alrededor del 2% de las emisiones mundiales de carbono del mundo, según la BBC.
Cada uniforme de Easyjet se fabrica con alrededor de 45 botellas de plástico recicladas
La empresa Tailored Image es la encargada de crear esta vestimenta sostenible para la que utilizaron material de alta tecnología. En comparación con el uniforme no reciclado, el nuevo es más resistente al desgaste por la fricción. La tela sostenible es más elástica y da más libertad de movimiento. Además, al ser más duraderos, no habría que producir de forma masiva.
La colaboración será de 5 años y se estima que se evitará que 2.700.000 de botellas de plástico terminen en vertederos o en los océanos.
FGC también cambió los uniformes de sus empleados por uniformes sostenibles
Según explicaron, »buscan fomentar la participación, la implicación y la suma de talento de todas las personas que forman parte de la compañía».
Estos uniformes fueron fabricados por proveedores y talleres de proximidad para impulsar la economía local y también para evitar emisiones de carbono en su transporte. FGC ha puesto además en marcha un sistema de reutilización y reciclaje de la ropa sustituida. La compañía ha firmado un convenio con la Fundación Formació i Treball para hacer posible que a partir de un modelo de economía circular se pueda dar un nuevo uso a los antiguos uniformes.
En un mundo donde la imagen y el marketing “lo son todo”, era de esperarse que las empresas quieran mostrarse “más verdes”. La realidad es que, aunque sea por una cuestión de moda y porque es lo que vende actualmente, nuestro planeta lo agradece.
Margarita Colombo Hiriart