Numerosas organizaciones humanitarias alertaron el 3 de mayo a través de un comunicado la problemática situación del agua en Burkina Faso. Los conflictos bélicos registrados en el país ya han empezado a afectar recursos tan esenciales como los hídricos. Este conflicto ya es reconocido como «Guerra del agua«.
La situación de guerra ha afectado a 32 instalaciones hídricas, algo que afecta a unas 300.000 personas, que no pueden acceder al agua potable. Las instalaciones ubicadas en el país, dedicadas a la gestión del agua han sido totalmente destruidas como consecuencia de los ataques. Sumado a la contaminación que generan los mismos, deja al país inmerso en otra profunda catástrofe humanitaria.
Balance de una guerra hídrica sin precedentes en Burkina Faso
Según informa el presidente del Consejo Noruego para los Refugiados, Hassane
Hamadou, ningún territorio próximo a la zona afectada había registrado índices de escasez de agua semejante. «La guerra contra el agua debe terminar’’, concluye.
La imposibilidad de acceder al agua potable en Burkina Faso se ha convertido, para los atacantes, en un arma de guerra contra la población, la cual ya se encuentra exhausta ante la gravedad que atraviesa la zona. La zona más afectada por estos ataques es Djibo, ubicada en la zona norte de Sahel (África).
Djibo, registra así un nuevo frente en la crisis humanitaria que padece desde hace tres años. En este lugar luchan diariamente contra temperaturas próximas a los 40º y la falta de medicinas. La escasez de agua potable supone un grave problema para garantizar la supervivencia de sus habitantes. En el país, solo el 24% tiene un acceso seguro al agua y el 93% de la población no tiene acceso a la higiene personal.
La población de Burkina Faso tiene un acceso diario de 3 litros de agua para cubrir las necesidades del día a día. Mientras que la media en Europa, alcanza los 150 litros diarios por persona.
Sólo tres litros de agua para cubrir las necesidades básicas
El país africano, liderado por una junta militar desde 2015, ha registrado desde entonces una creciente ola de inseguridad provocando desplazamientos de los habitantes a poblaciones cercanas para garantizar unas condiciones de vida mejores – concretamente 1,85 millones de personas-, según informa la agencia de noticias EFE. Además, habitantes del país ya han creado sistemas de autodefensa para protegerse de los ataques terroristas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanza una advertencia ante los datos
que está dejando el conflicto bélico en la población africana y en sus recursos. La
escasez de agua en la región supone una emergencia humanitaria. Ya que, una
persona debe hacer un uso de agua próximo a los 20 litros para garantizar las
necesidades básicas.
De esta manera, las organizaciones humanitarias quieren poner en conocimiento la complicada situación que atraviesa la población en los puntos donde recogen agua.
Así como, informar que algunos ya han perdido la vida en zonas donde extraer agua. Concretamente la acontecida el pasado 11 de marzo cerca de un pozo artesanal.
Anaïs Batanero