Demorarse menos en elegir la serie reduce el impacto ambiental

¿No sabes qué serie ver? Es normal. Según un informe de la consultora Nielsen, dependiendo de nuestra edad podemos perder entre 5 y 9.5 minutos en promedio en elegir qué contenido ver en una plataforma de televisión. 

La experiencia del usuario sigue siendo prioridad en la lista de objetivos de las plataformas televisivas y aplicaciones. Esto es tan cierto como lo es que cada vez hay una mayor oferta de contenidos -aunque creamos que lo hemos visto todo- y que las exigencias de los espectadores son cada vez mayores. 

La semana pasada Netflix sumó un menú de recomendaciones de los programas más populares en cada país. Esta nueva sección tiene por objetivo, según ellos, ayudar al espectador a elegir más rápidamente o a no abandonar. 

“Un adulto medio estadounidense dedica unos 7,4 minutos al día a tomar la decisión de qué ver en los servicios de streaming. Eso supone 45 horas al año decidiendo. La cifra varía en función de la edad: los adultos jóvenes (entre 18 y 34 años) invierten 9,4 minutos de media, mientras que los de 35 a 54 años aguantan 8,4 minutos navegando entre el contenido. Los mayores de 55 años, en cambio, son los que menos paciencia tienen y abandonan tras cinco minutos. Después de ese tiempo, el 21% de los usuarios se marcha sin haber elegido nada, y el 58% de los encuestados aseguró que lo más probable es que, si no encuentra nada que le atraiga, termine sintonizando uno de los canales tradicionales” explica Natalia Marcos en El País. 

La paradoja de la elección 

Peter Kastsings, vicepresidenta de audiencia de la consultora mencionó entre sus conclusiones del informe la paradoja de la elección. Ésta, obra del psicólogo Barry Schwartz, explica que el ser humano suele estar menos satisfecho con las decisiones que toma en la medida en que tiene más alternativas para elegir. Esta teoría señala consecuencias como la sensación de parálisis, menor satisfacción con la elección, frustración, mayor sentimiento de culpa. 

A todas ellas, podemos añadir el impacto ambiental que genera nuestra indecisión. 

Un análisis de Shift Project declaraba en julio del 2019 el impacto no sustentable y creciente del streaming. El reporte decía que éste fue responsable de 300m de toneladas de CO2 en 2018, lo cual era equivalente a las emisiones producidas por Francia. 

A raíz de este reporte, surgieron una serie de notas, entre ellas “¿Cómo los videos de gatos pueden resultar una pesadilla para el cambio climático?”. 

Recientemente, un análisis de la Agencia de Energía Internacional expuso que las suposiciones de las emisiones producidas por streaming eran exageradas. También, que el impacto climático relativamente bajo se debe a rápidas mejoras en la eficiencia energética de centros de datos, redes y dispositivos. Pero la disminución de las ganancias de eficiencia, los efectos de rebote y las nuevas demandas de las tecnologías emergentes, incluida la inteligencia artificial (IA) y la cadena de bloques, aumentan las preocupaciones sobre los impactos ambientales generales del sector en las próximas décadas.

Lo cierto es que, el uso de streaming está creciendo rápidamente alrededor del mundo y que estos servicios consumen energía y emiten carbono. Pero el impacto continúa siendo relativamente modesto si es comparado con el producido por otras actividades. 

¿Qué solución encontramos? Tal vez sea volver a las recomendaciones de boca en boca, mientras aguardamos los nuevos cambios en las plataformas.