Las nuevas prácticas de reciclaje de Barcelona no son novedad para algunos países que incluyen el reciclaje en sus políticas públicas. Alemania, Reino Unido o Italia son algunos de ellos. Pero si hay uno que destaca es Países Bajos.
Holanda genera 60 millones de toneladas de residuos al año. De este monto un 80% se recicla, el 18% se incinera y el 2% restante se utiliza como rellenos sanitarios. Su finalidad es evitar la contaminación de aguas subterráneas y de plásticos en sus mares.
La materia obtenida del reciclaje se emplea en la misma ciudad de diferentes maneras:
- Residuos orgánicos: Pasan a ser compost y materiales de abono para campos y parques de la ciudad. El gas desprendido durante la descomposición de estos residuos, se utiliza como combustible para los camiones de recogida de residuos urbanos.
- Papel/cartón y plásticos: Nuevos productos de la misma índole.
- Materiales de construcción: Entre un 85% y 95% de ellos, terminan siendo materiales para la creación de carreteras. Además, las empresas dedicadas al sector de la construcción tienen la obligación de prevenir generar residuos.
“En 2019, Dinamarca recicló un 92% de plásticos utilizados en el país. Esto supone, un ahorro para el clima de más de 150.000 toneladas de CO2’’, según informa la revista Conde Nast Traveler.
El país ya presenta una tasa muy alta de sostenibilidad, y trabaja a la vez en un nuevo modelo de desarrollo sostenible. En 2020, la vicepresidenta de la ciudad de Ámsterdam, Marieke van Doorninck, anunciaba un modelo de economía circular impulsado por Kate Raworth en conjunto con la Universidad de Oxford. Este nuevo sistema, ayudaría a combatir los efectos de la recesión económica de 2020 y se quieren lograr objetivos cara a 2050. Entre sus objetivos están dar una mayor durabilidad a ciertos productos y que el sector de la hostelería haga cómputo de los materiales reutilizables que usan. Además su prioridad será satisfacer las necesidades básicas de sus habitantes dentro de los límites que el planeta pueda ofrecer.
Otros países como Noruega y Dinamarca, también trabajan en un sistema de reciclaje de en el que se intercambian desechos plásticos por descuentos en diferentes establecimientos.
Anaís Batanero