Científicos han desarrollado un envase ecológico para almacenar alimentos que tiene la capacidad de eliminar los microbios dañinos para el ser humano. Se trata de un material biodegradable y sostenible que podría prolongar la vida de la fruta fresca entre dos y tres días. Este nuevo envase, además de mejorar la conservación de los alimentos, reduce el impacto medioambiental, ya que disminuye el uso de plásticos no biodegradables en el mundo y fomenta métodos sostenibles. El invento fue creado por científicos de la Universidad Tecnológica de Nanyang (Singapur) y de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard.
En un experimento de la investigación, envolvieron fresas con el nuevo envase que se mantuvieron frescas durante siete días antes de producir moho. En cambio, las que se guardaron en cajas de plástico solo se conservaron durante cuatro días.
Un envase ecológico para cuidar el planeta
El envase está fabricado con una proteína de maíz llamada zeína, almidón y otros biopolímeros de origen natural. Estos se integran en un cóctel de compuestos antimicrobianos naturales como el aceite de tomillo y el ácido cítrico.
La producción de envases es una de las mayores industrias de plásticos derivados de combustibles fósiles, y estos conforman la mayor parte de los residuos contaminantes en el medio ambiente.
Al exponer el material a un aumento de la humedad o a enzimas de bacterias perjudiciales, las fibras del envase liberan compuestos antimicrobianos naturales que atacan a microbios contaminantes para los alimentos y a hongos. La liberación de antimicrobianos se produce sólo cuando hay una alta humedad o bacterias, de modo que el envase minimiza el uso de productos químicos.
Los compuestos del material son eficaces para eliminar cualquier bacteria, por lo tanto, el envase se puede emplear para una gran diversidad de alimentos como el pescado, la carne, las frutas o las verduras.
Una tercera parte de los alimentos producidos en el mundo se tiran sin ser consumidos
El desperdicio de alimentos es uno de los mayores problemas ecológicos al que se enfrenta la sociedad actual. La cifra es alarmante: 1.300 millones de toneladas de comida acaban en la basura cada año, según la FAO. Además, una tercera parte de los alimentos producidos en el planeta se tiran sin ser consumidos.
Este nuevo envase podría ayudar a solucionar el problema del desperdicio de comida al aumentar el tiempo de conservación de los alimentos, y también supondría una gran alternativa a los plásticos sintéticos. Es necesario promover este tipo de iniciativas y cambiar la forma en la que consumimos para conseguir unos hábitos sostenibles con nuestro medio ambiente.
Mariona Vilaró