Investigadores del CSIC han descubierto que ingerir microplásticos disminuye la cantidad de bacterias beneficiosas presentes en el colon. Es decir, que esto estaría deteriorando el sistema digestivo. Indican que cada persona llegaría a tragar entre 0,1 y 5 gramos de microplásticos por semana.
El estudio ha sido publicado en la Revista Nature y revela que el consumo de estos fragmentos de plástico ejerce un efecto directo en la flora intestinal. Por un lado, reduce la diversidad de bacterias de la microbiota del colon y además altera el equilibrio en los microorganismos existentes.
Para hacerse una idea, los microplásticos son pequeñas porciones de plástico de entre 0,1 y 100 micrómetros. Si bien por su tamaño minúsculo pasan desapercibidos por el ojo humano, muchas veces se incorporan en la cadena alimentaria y llegan al plato de comida de la mayoría de la sociedad.
Asimismo, el estudio muestra cómo estos microplásticos pueden sufrir biotransformaciones en todo su recorrido, cambiando su forma original. “Todos estos mecanismos y factores observados, que apenas se están empezando a estudiar, contribuirán a averiguar si los microplásticos pueden permanecer en el cuerpo humano y acumularse potencialmente en algunos órganos y tejidos”, expuso Victoria Moreno, investigadora del CSIC.
Se diseñó un protocolo de simulación de ingesta y digestión de microplásticos
¿Cómo se llevó a cabo la investigación? El equipo interdisciplinar del CSIC diseñó un modelo in vitro de digestión gastrointestinal, donde pudieron alojar la microbiota colónica humana durante la actuación con los microplásticos.
De este modo, fue posible monitorear cuáles fueron los cambios en la estructura y morfología de los fragmentos de plásticos en el tracto digestivo. El trabajo se hizo en el marco de la Susplast y el proyecto europeo sobre el estudio de los efectos de los micro y nanoplásticos en la salud humana, PlasticsFatE.
La presencia de fragmentos de plástico en los alimentos de origen marino
La aparición de microplásticos en nuestra cadena alimentaria se produce en gran parte por el consumo de alimentos de origen marino. Las especies que viven en el fondo del mar, están muy expuestas a comer plástico. Según National Geographic, las anchoas suelen confundir estos pequeños plásticos con alimento, debido a su “olor a comida”.
Otro producto de consumo habitual dónde se puede encontrar la presencia de plásticos es la sal marina. Una investigación demuestra que los microplásticos están en el 90 por ciento de las marcas de sal de mesa analizadas a nivel mundial.
Los estudios de los efectos a largo plazo de los microplásticos en la salud humana aún son muy recientes. Dejar de consumir ciertos alimentos es difícil, lo que sí podemos hacer como sociedad es disminuir el consumo de plásticos, reciclar y prestarle atención a la procedencia de nuestra comida.
Margarita Colombo Hiriart