En los últimos años, la contaminación por heces de paloma empieza a convertirse en un problema de difícil gestión en muchas ciudades. El litoral catalán es uno de los más perjudicados por la sobrepoblación de palomas. Muchas estructuras urbanas se están viendo gravemente afectadas por esta situación.
Debido a que las palomas se alimentan de restos orgánicos, sus heces tienen un alto contenido en sulfatos y nitrito, factor que les atribuye un gran poder de corrosión. Esto puede generar la acidificación de los suelos y la contaminación de aguas subterráneas. Este poder corrosivo puede acabar también con materiales como la pintura o la piedra.
Desde los ayuntamientos, se llama a la responsabilidad individual y se pide no alimentar a las palomas para no promover su reproducción. Pero en muchos municipios de la costa, la situación es tan grave que los consistorios no han esperado para aplicar las medidas adoptadas.
Los tratamientos llevados a cabo por los ayuntamientos se basarán en acabar con la vida de aquellas palomas que se encuentren enfermas. Se realizarán mediante empresas homologadas de control de plagas y tendrán una duración aproximada de dos meses. En municipios como Montgat, esta medida se iniciará en breve.
Asociaciones ecologistas o de protección animal se manifiestan en contra de esta medida.
Las heces de paloma son un peligro público y privado
Las palomas son aves que pueden vivir entre 5 y 15 años, dependiendo del entorno en el que se encuentren. Son aves de tendencia rutinaria, es decir, no migran con frecuencia. Por este motivo, hay zonas de mayor concentración de palomas.
«Las palomas pueden llegar a generar 15 kilos de desechos al año en una sola ciudad» .- Según informa el portal Diario Sanitario.
De la misma manera que generan problemas medioambientales, también tienen un fuerte impacto en la salud de las personas. En los últimos años, se ha alertado de un aumento de casos de enfermedades relacionadas con criptococosis, infección pulmonar o generalizada que puede producir fibrosis pulmonar, neumonía, meningitis o incluso dañar la piel o los huesos.
El Camp Nou es uno de los casos de deterioro más famosos. La estructura del estadio ha sido afectada por heces de paloma.
La presidencia del club ya elaboró un informe en 2013 detallando los graves desperfectos que sufría el estadio, que se han agravado desde 2019. La anidación de palomas en vigas y techos del estadio ha ocasionado filtraciones de heces que llegan a zonas próximas donde se cocina y se venden bocadillos. El informe recoge un total de 127 daños estructurales. De ese total, alrededor de 40 ponen en peligro la salud del espectador.
La gestión de las palomas: Un conflicto ético-moral
Asociaciones ecologistas y vecinos de los municipios afectados ven con malos ojos la puesta en marcha de los tratamientos que pretenden acabar con la vida de las palomas. Según informa el medio Metrópolis Abierta, muchas veces son los vecinos quiénes deben encargarse de la gestión y rescate de palomas.
Desde las mismas organizaciones, se apuesta por técnicas menos invasivas que ayuden a controlar los períodos de reproducción de la especie. De esta manera, se podrían controlar mejor los nuevos nacimientos y no dar lugar a plagas descontroladas en diferentes puntos de las ciudades. Estas técnicas también se podrían aplicar a roedores o insectos.
Anaïs Batanero