Sin dudas el brote de coronavirus está cambiando la vida de cada uno de nosotros. Nuestros hábitos y conductas se están viendo alterados, muchas veces a nuestro pesar. “En el momento en que empiece a tener que ir al trabajo, iré caminando. Me parece mucho mejor que estar subiéndose a un transporte”, dice Luisina Otero, contadora pública de 25 años. Como millones de argentinos, solía utilizar el transporte para ir a su trabajo en el microcentro de la ciudad de Buenos Aires, Argentina.
Son muchos los que se encuentran sacando las mismas conclusiones. Tomará tiempo recuperar la confianza.
Los gobiernos de todo el mundo se enfrentan a la tarea de adaptarse a las circunstancias actuales y reestructurar las normas de circulación. El distanciamiento social es la prioridad, pero se advierte también sobre lo trascendental que estas medidas resultan para el medio ambiente.
De acuerdo con datos del Banco Interamericano del Desarrollo, en importantes centros urbanos de América Latina como Ciudad de México, Río de Janeiro o Medellín, los niveles de concentración de NO2 (Dióxido de Nitrógeno), a la semana del 26 de abril al 5 de mayo, disminuyeron entre el 35% y el 83%.
El viernes 15 de mayo Londres anunció un proyecto que cierra muchas de sus principales calles y avenidas para el tránsito de automóviles, y quedarán sólo habilitadas para colectivos, ciclistas y personas caminando.
Lo mismo se busca hacer en Buenos Aires donde más de 100 calles se están transformando en peatonales.
Ahora más que nunca, a pedalear
Más bicicleta. Menos transporte público. A eso apuntan las nuevas medidas de intervención urbana en todas partes del mundo, que coinciden en que el distanciamiento social en subtes y colectivos es prácticamente imposible.
En Francia un plan de 20 millones de euros busca ofrecer capacitaciones para el uso de bicicletas, estacionamientos temporales para las mismas y además proporcionará a las personas paquetes de 50 euros en caso de necesitar hacer alguna reparación.
En varios países, la propia ciudadanía comenzó a optar por la bicicleta antes de la toma de medidas concretas por parte del gobierno. Este es el caso de varias ciudades en los Estados Unidos, cuyos negocios de bicicletas registraron un aumento en sus ventas como no se había visto en mucho tiempo.
Lucía Castro