Últimamente encontramos por todas partes las palabras “Climate Change” “Cambio Climático” o “Emergencia Climática”.
A muchas personas le genera indiferencia pero otra gran parte de la población no. Yo, Julie, de 19 años, formo parte de este segundo grupo en el que no solo no me genera indiferencia, sino que me causa preocupación y a la vez un poco de miedo.
Nadie es realmente consciente de las consecuencias que podría tener en nosotros, en los seres vivos y en el planeta entero.
Soy estudiante de Biología y mi día a día se basa en estudiar y analizar la diversidad de
seres vivos que nos rodean, con sus características, funciones, relaciones y el funcionamiento de la naturaleza.
Continuamente los medios nos bombardean con informaciones y noticias sobre las consecuencias de esta crisis climática. Nos transmiten que si no hacemos nada, ya no habrá marcha atrás. En ese momento es que me detengo a pensar:
¿Puedo hacer algo para evitarlo? La respuesta a esta pregunta siempre es sí. Yo soy una consumidora más de los limitados recursos del planeta y está en mí decidir qué comprar y si hacerlo o no. Nuestras acciones influyen en el desarrollo de esta crisis, por lo tanto, sí
podemos hacer algo para evitarlo.
Obviamente mi granito de arena es mucho menor que el de una gran empresa o al de un
cambio en el estilo de vida de toda una población. Pero es cierto que si sumamos todos los granitos, podemos marcar una diferencia.
Además, si hay un gran cambio en las costumbres de la población, las grandes empresas se verán obligadas a adaptarse a ellas.
Es por este motivo que decidí empezar a dejar las comodidades que nos rodean e intentar
conseguir lo que necesito por otros medios.
Los plásticos han acabado inundando nuestras casas, tiendas, océanos,… ¿Podemos
intentar reducirlos? La respuesta es nuevamente: sí. Sí, y es tan fácil como reutilizar las bolsas de plástico que tengamos para así no comprar más. Podemos utilizar bolsas de seda, guardar las comidas en tuppers o utilizar tapas de silicona.
Otras acciones que son importantes para el cuidado de nuestro planeta podrían ser una
buena gestión de los residuos, reciclar, reducir el consumo de carne, reutilizar productos,
dejar de gastar servilletas de papel y sustituirlas por servilletas de tela, por mencionar ejemplos.
Estas ideas las propuse y conseguí implantarlas en mi casa. Acostumbrarse a estos nuevos hábitos, y al principio puede ser difícil, pero una vez conseguido, ya no pensaremos
en hacerlo como antes.
¿Por qué he sido yo la que ha impulsado estas costumbres en casa? ¿Por qué la gente
joven está más predispuesta a intentar poner su granito de arena? Sencillamente porque
nos afectará en nuestro futuro, somos la última generación en intentar solucionar las cosas.
No nos puede generar indiferencia, pero, solos no podemos hacerlo. Es por esto que hay que intentar mover a la gente que nos rodea, comentar lo que está pasando. Hay que hacerles ver que por pequeños cambios que hagamos, pueden ser muy influyentes.
Otra idea instaurada en muchas personas es que los cambios tardarán muchos años en verse.
Y aunque es cierto que muchos de los efectos del cambio climático ya son visibles; hay muchos que tardaran años en mostrarse.
Yo decidí participar en el cambio de nuestro estilo de vida para, aunque sea poco a poco, cambiar las cosas. Ánimo a muchos jóvenes a hacer como yo, a incentivar a sus familias a hacer pequeños cambios para que nuestro futuro no sea una catástrofe sin solución.
Mis padres no tuvieron nada que objetar, y juntos estamos intentando hacer un futuro mejor.
Julie Gilbert