No hay justicia climática sin justicia social

El gobierno español aceptó el cambio de la sede de la COP25 de Santiago a Madrid, por la profunda crisis social chilena. La decisión de priorizar la capital española por sobre una latinoamericana conllevó todavía mayores dificultades para las organizaciones sociales y colectivos. El cambio de sede y el presupuesto para acceder a la marcha no ha impedido la masividad de la manifestación alternativa. El viernes 6 de diciembre en Madrid, se manifestaron 500.000 personas contra el cambio climático.

En la marcha

Las reivindicaciones de los pueblos originarios y las denuncias de las graves violaciones de derechos humanos en Chile tuvieron voz central. La marcha estaba encabezada por jóvenes activistas y líderes y lideresas de los pueblos originarios de todo el mundo, con una bandera horizontal bajo el lema: “El mundo despertó ante la emergencia climática”.

También presidia la marcha una gran pancarta referida a Chile: “ALERTA. El estado chileno mata, viola, tortura, mutila y dispara al cuerpo”, en alusión a los cerca de 300 manifestantes con lesiones producidas por los policías del país sudamericano. “El derecho de vivir en paz” de Victor Jara fue el himno de la protesta chilena.

Doble reclamo

Entre los reclamos al gobierno de Sebastián Piñera, se encuentran 23 personas muertas y más de 8 mil personas heridas por la represión. Además, cerca de 20 mil detenciones, muchas de ellas en condiciones irregulares y más de 100 querellas por violencia político-sexual que muestran abusos y violaciones sobre mujeres, niñas y disidencias de género y sexual por parte de los agentes de seguridad del país.

Es por esto que los manifestantes chilenos en la capital española rechazaban fuertemente que su presidente sea escuchado por la comunidad internacional. Es decir, que se haya acogido su solicitud de llevar a cabo la COP25 en Madrid en co-presidencia.

Las demandas de los miles de manifestantes se centraban en la necesidad urgente de tomar medidas para prevenir mayores efectos del cambio climático. En las calles se entendía que, para llegar a un desarrollo sostenible, es vital que se respeten los derechos humanos y se de especial atención a las poblaciones más vulnerables.

Paula Garaventa

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